El proyecto de la dictadura de disciplinamiento y control de la
población no se limitó a la persecución, represión y desaparición de
personas. También abarcó a la cultura en todas sus formas.
Uno de los modos en que los militares buscaban controlar las maneras
de pensar y sentir de los ciudadanos era la censura. Aparecieron las
famosas “listas negras”1 donde se prohibieron libros, canciones,
películas, revistas, etc. y se persiguió a escritores, artistas,
educadores, poetas, periodistas e intelectuales en general. Cuentos para
chicos traviesos, de Jacques Prevert, y Un elefante ocupa mucho
espacio, de Elsa Bornemann, fueron algunos de los libros prohibidos y
sacados de circulación.
Diversas investigaciones han dado cuenta que la dictadura tuvo una
política cultural de alcance nacional: una verdadera estrategia de
control, censura, represión y producción cultural, educativa y
comunicacional, cuidadosamente planificada. La cultura y la educación
eran consideradas por los dictadores como un “campo de batalla” contra
la subversión2
Muy ilustrativa es, en este sentido, la resolución del rector del
Colegio Nacional de Buenos Aires, Eduardo Aníbal Rómulo Maniglia,
tendiente a detener “la indumentaria desalineada, el aspecto hirsuto, la
palabra y el gesto procaz”. En la misma se establecía, por ejemplo, la
vestimenta y el largo del cabello que debían mantener los estudiantes
durante su permanencia en el establecimiento escolar: pollera gris hasta
la rodilla, saco azul liso y blusa blanca para ellas; pantalón gris,
saco azul, camisa blanca, corbata oscura y cabello corto a dos dedos por
encima del cuello de la camisa, para ellos.
Frente a esta política represiva en el plano cultural muchas personas
tuvieron que exiliarse y muchas otras se escondieron. También, en el
ámbito privado, fueron quemadas aquellas obras de la cultura (libros,
revistas, afiches) que pudieran parecer sospechosas o ser calificadas
como “subversivas” por los militares. Otros resistieron como pudieron
desde sus espacios de trabajo o juntándose con aquellos que no se
resignaban a dejar de compartir sus ideas y sueños. Muchos optaron por
recluirse y exiliarse internamente (sin irse del país dejaron de hacer
las actividades que hacían cotidianamente por temor).
1 Se trata de una lista de personas, instituciones u objetos que
deben ser discriminados en alguna forma con respecto a los que no están
en la lista. La discriminación puede ser social, técnica o de alguna
otra forma. Durante la dictadura se confeccionaba este tipo de listas
para perseguir ilegalmente a las personas.
2 Para mayor información puede consultarse el documento “
Subversión en el ámbito educativo (conozcamos a nuestro enemigo)” editado por el Ministerio de Educación de la dictadura en el año 1977.